· El proyecto Eusten está destinado a personas que, debiendo progresar a tercer grado, carecen de un respaldo familiar o social para atender su dependencia
· Se trata de un recurso de tránsito que refuerza los servicios sociosanitarios comunitarios gestionados por las Diputaciones Forales y el Departamento de Salud
· Dos personas viven desde el pasado 2 de agosto en este recurso, que cuenta con cinco plazas y que está gestionado por Bidesari, entidad vinculada a la Pastoral Penitenciaria
El Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, dirigido por la consejera Nerea Melgosa, cuenta desde el pasado 2 de agosto con un nuevo recurso en su implementación del Modelo Penitenciario Vasco. Se trata de un centro de atención a personas privadas de libertad con enfermedades graves e incurables que, debiendo progresar a un tercer grado penitenciario, carecen de un respaldo social o familiar que pueda atender sus necesidades. Es, por tanto, un recurso de tránsito como paso previo al posterior acceso definitivo al sistema sociosanitario desarrollado por las diputaciones forales y el Departamento de Salud.
Desde que asumió la gestión de los centros penitenciarios, el Gobierno Vasco ha defendido la importancia del respeto por los derechos humanos y la garantía de una atención digna a la población penitenciaria. Por ello, fundamenta en razones humanitarias la apertura de este primer centro, ya que considera que ninguna persona debe pasar más días en prisión de los que le corresponden en el cumplimiento de su condena. Así, las personas con enfermedades graves, degenerativas y con una alta dependencia pueden acceder al tercer grado como paso previo a la libertad condicional y, por ende, al citado sistema de atención sociosanitaria. El Gobierno Vasco ha destinado a este proyecto una partida de 500.000 euros.
El proyecto recibe el nombre de Eusten y está gestionado por Bidesari, entidad del Tercer Sector Social que nació de la mano de la Pastoral Penitenciaria del Obispado de Bilbao y que atiende desde hace casi tres décadas las necesidades de la población penitenciaria en situación de exclusión. Bidesari cuenta con diversos proyectos personalizados, que forman parte de una intervención global. Y, desde el pasado 2 de agosto, atiende a las dos personas que residen en este recurso vizcaíno con cinco plazas disponibles.
Las personas profesionales de Bidesari ofrecen una atención integral y continuada, que permite el acompañamiento de los procesos personales y sociales en el último ciclo de vida de las personas usuarias, siempre teniendo en cuenta las necesidades tratamentales y regimentales en su condición de personas privadas de libertad.
La atención que se presta está encaminada a facilitar las actividades básicas de la vida diaria tales como la atención doméstica y sanitaria; esta última prestada por los servicios de Salud de Osakidetza.
La temporalidad de la estancia estará marcada por la condena y por la situación de salud de la persona penada, quien por su parte deberá comprometerse a cumplir una serie de obligaciones como su implicación en el proceso de inserción, respeto a las normas de convivencia y colaboración en las actividades y tareas comunes, entre otras.